El "Gran Siglo" de Luis XIV está marcado por la
imagen de un Rey absoluto y de un Estado poderoso. Investido muy joven de sus
funciones y educado por el Cardenal Mazarino, el Rey Sol sienta las bases del
absolutismo. En 1682, se instalada, rodeado de su Corte, en el Palacio de
Versalles, el mejor símbolo de su poder y de su influencia en Europa.
Apodado "Louis-Dieudonné", Luis XIV nace en 1638,
en Saint-Germain-en-Laye. Convertido en Rey a los 5 años, al morir su padre
Luis XIII, el joven soberano recibe de Ana de Austria, su madre, y del Cardenal
Mazarino, su padrino, una educación completa. Mazarino está oficialmente
encargado de su iniciación política. Su madre asegura la regencia; esta es la
época de la Fronda (1648-1653), la rebelión de la alta nobleza y del pueblo de
París. El niño se siente amenazado en su capital y humillado por la arrogancia
de los Grandes, y nunca lo olvidará.
La familia real
Luis XIV se casa en San Juan de Luz, en 1660, con su prima
hermana, María Teresa de Austria, Infanta de España. Su unión consolida la
reconciliación de Francia con su vecino español. El Rey y la Reina tienen seis
hijos. Sólo uno de ellos sobrevivirá: Luis de Francia. En 1683, el Rey se casa
en secreto con Madame de Maintenon, que sucede a sus primeras favoritas:
Mademoiselle de La Vallière y Madame de Montespan, con la que tuvo varios
descendientes reconocidos.
DE LAS RESIDENCIAS DEL REY AL PALACIO DE VERSALLES
Hasta que se instala en el Palacio de Versalles el 6 de mayo
de 1682, el Rey obliga a la Corte a desplazarse con frecuencia. Luis XIV y sus
cortesanos se alojan en el Palacio del Louvre y más tarde en las Tullerías, en
los castillos y palacios de Saint-Germain-en-Laye, de Vincennes, Fontainebleau,
y Versalles, en plena transformación. Los trabajos se confían a artistas como
André Le Nôtre, Louis Le Vau y el arquitecto Jules Hardouin-Mansart. En 1678
comienza la construcción de la Galería de los Espejos, el mayor símbolo de
poder de la monarquía absoluta. A ofrecer suficientes espacios como para alojar
a los cortesanos, el Palacio y sus dependencias contribuyen a domesticar a la
nobleza. Bajo la atenta mirada del Rey, los Grandes dejan de conspirar y
residen en los ejércitos o en la Corte, atentos a complacer y a servir.
Intimidante, majestuoso, al tanto de todo gracias a sus espías, el Rey domina.
Un Rey apasionado por las artes
Los centros de interés del soberano son muy variados y
destaca en numerosos campos. Los contemporáneos reconocen sus dotes de buen
músico -tocaba la guitarra-, de excelente bailarín y organizador de ballets, y
de brillante jinete. Al Rey le gustaba la caza, el paseo, la esgrima, los
espectáculos, los juegos de sociedad y, en particular, el billar. éste se rodea
juiciosamente de los mejores artistas de la época entre los que se encontraban
Molière, Lully o Racine. En el Palacio de Versalles hace que se representen sus
comedias y óperas, y organiza brillantes fiestas.
UN MONARCA POR DERECHO DIVINO
Luis XIV escogió el sol como emblema. El sol representa a
Apolo, dios de la paz y de las artes; también es el astro que da vida a todas
las cosas, que es la regularidad en sí misma, que sale y se pone. A imagen del
dios, Luis XIV, héroe guerrero, trae la paz, protege las artes y es el
dispensador de todas las gracias. Con la regularidad de su trabajo, sus levers
y couchers públicos, marca el parecido, inscrito en la piedra. En toda la
decoración de Versalles se mezclan las representaciones y los atributos del
dios (laureles, lira, trípode) con los retratos y emblemas reales.
El régimen absolutista
El monarca reside en el cuerpo central del Palacio, en el
primer piso, en el que se le han reservado tres aposentos. El Rey impone en la
Corte la Etiqueta, reglas de prelación a las que debe someterse la nobleza.
Desde Versalles, Luis XIV dirige un Estado centralizado y absolutista que ha
construido en torno a su persona. Con Colbert, dirige la reorganización
administrativa y financiera del reino, así como el desarrollo del comercio y de
las manufacturas. Con Louvois, reforma el ejército y acumula victorias
militares. Monarca de derecho divino, el Rey es el lugarteniente de Dios en la
tierra. En su coronación se compromete a defender la fe católica. Para hacer
honor a su juramento y preservar la unidad religiosa del reino, inicia la lucha
contra los jansenistas de Port-Royal y las persecuciones contra los
protestantes. Las conversiones forzadas, la emigración de doscientos mil de
ellos, hacen que suprima el edicto de tolerancia: el Edicto de Nantes de 1685
es revocado.
Debilitado por 72 años de reinado, Luis XIV muere el 1 de
septiembre de 1715 y es enterrado en la basílica de Saint-Denis. Luis XIV lega
su trono a su biznieto Luis XV, que por aquel entonces tenía 5 años. Luis XIV
será el hombre del siglo XVII, símbolo de los fastos de Versalles y de la
proyección de Francia.
Aquí podrás encontrar información sobre el gran Palacio de Versailles:
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